miércoles, 27 de mayo de 2009

DOÑA ASUNCION Y SU RECUERDO




-Hola Doña Asunción

-Hola Doña Etelvina como anda

-con ganas pero ya lo ve desperdiciada, solitaria y triste en este pueblo.

-porque me dice eso?

- pensé en rejuvenecer y empecé hacerme masajes en el vientre con una maquina con correas que le compre al turco, al principio me sentía como una odalisca subiendo y bajando exclamando sensaciones con mis labios

-y que paso ?

- que una de la correas se me corto, una teta la tengo en mi cuello y la otra en el ombligo porque no podía parar la maquina y para colmo de males se me perdió la dentadura 

-mire Ud. creí que la dentadura  que le hizo ese dentista que vino al pueblo, era un implante, que tonta fui al prestarle dinero 

-esta bien no se ande preocupando que ya se lo devolveré  y Ud. Doña Asunción

-acá lo ve sentada y mateando en la sombra dejando que las brisas me acaricien

-acaso esta resignada? con su cuerpo gordito veo que ya no quiere enrularse y su cara no lleva mas ese talquito que se ponia antes cuando salia a tomar mates, para que las mujeres al verla la envidiaran

-no me joda Etelvina no ve que tengo en mis ojos unas lagrimas contenidas

-si las veo, al igual que sus piernas pintadas de color rojizo

-es que esta mañana estuve haciendo vino patero

-y eso que tiene que ver con sus ojos,

-es que cuando vivía el jacinto pisábamos juntos las uvas y me entraba la tentación en el cuerpo

-de chuparse todo el vino

-no mujer por ver como su pajarito revoloteaba entre sus piernas,

- acaso las pisaba desnudo.

-así es, primero se bañaba y después entraba como Adán a la cuba de madera y empezaba conmigo a pisar las uvas.,

-también Ud. estaba desnuda

-Si mujer como Eva en el paraíso sin manzana pero el diablo en el cuerpo y la viborita cerquita

-Como le brillan los ojos cuando me habla no sabia que se hacia así, que emocionante, ahora se explica lo de los ruleros térmicos y el talco cobrizo que se ponía hummm..... como habrá sido para que tanto lo recuerde

. -no sabe Doña lo que es sentir como las uvas, al pisarlas va emborrachando las piernas
el diablo prende el fuego en el corazón y el deseo va encendiendo la hoguera.

-mire lo que es no saber, fíjese si hubiera sabido le hubiera dicho a mi Aniceto
Que le gusta tanto el vino

-no sabia que a el le gustaba pisar

-no se si pisar, pero chupar le dicen el drácula tabernero, lo bien que hubiera sido que se ganara los tragos pisando las uvas conmigo así antes de mamarse vería mis ojos de gata

-Entonces comprenderá porque mis ojos tienen esa nostalgia

-Si pero dígame que tiene que ver sus ojos con las piernas sin lavar

-Es por mi pobre cotorrita compañera inolvidable también añora su pajarito en el nido y le dejo un poco el olor a vino para que recuerde lo que ha vivido.

-Eso es sadismo mujer

-le parece, sadismo es lo que hace el indio jerónimo cuando sale con luna llena

-cuénteme que es lo que hace

-otro día se lo cuento ahora déjame soñar despierta

-bueno la dejo con su recuerdo y yo me voy a quejar al turco-

Continuara…..

Eduardo Nieto Mújica

viernes, 1 de mayo de 2009

EL ENVIAGRADO




La tarde se asomaba en el silencio de mi rancho, el parral con sus hojas derramaba su sombra acudiendo a la cita que el destino me cedía para albergarme en la siesta.

En esa hermosa paz, una brisa suavecita y calida acariciaba como una mano de seda mi cabecita pelada, que otrora fuera la portadora de grandes rulos, donde una vincha los contenía.

Allí recostado en mi reposera, entre medio de recuerdos, mi mente se daba por complacida y respirando profundamente entraba por esa puerta donde el sueño me esperaba.

Alejado de todo, de repente unos gritos me abrieron de golpe los ojos y quedando como un búho, mire alrededor buscando quien carajo había sido el osado de sobresaltar a don Evaristo el gaucho.

Atento a que si bien volvió el silencio, me quede pensando que será lo que habrá pasado me entraron a dominar las intrigas y como tengo genes de mi abuelo gendarme se me dio por ir a investigar que había sucedido.

Me calce el facon entre mi faja, agarre un honda y balines y salí en búsqueda de lo había pasado.

Al poco de caminar me encuentro con el Gumersindo cabeza abajo metido de cabeza en una laguna, me acerque con sigilo, no iba a ser cosa que aquel que lo había matado todavía estuviera cerca.

Para mi asombro vi de pronto que el Gumersindo, sacaba la cabeza para respirar, entonces le pregunte que le ha pasado hombre esta embriagado, tanto vino se ha tomado que empezó a los gritos no dejándome dormir.

No don Evaristo peor, Ud. sabe que tomo pastillas no?, si lo se, pues ayer ha venido Doña Lucrecia la enfermera que trabaja en la salita medica del pueblo a tomarme la presión.

-Y cuente que paso, no va a creerme al tocarme el brazo me entraron ganas de mimos.

-Y siga que paso?

-Me dijo no quiere que le cebe unos matecitos, mientras conversamos, claro que me gustaría.

Y entre mate y mate me empezó a decir

-Ud. sabe que ha salido una pastilla para enamorar?

- No lo sabía, pues déjeme decirle que ahora no quedan pajaritos dormidos ahora todos pueden cantar.

-Vaya con la ciencia,

-Sabe Don Gumersindo mire tengo unas muestras gratis se las voy a dejar, cuando quiera tome alguna así se va acostumbrando y se renueva la sangre en su cuerpo, eso si no tome mas de un cuarto.

-Bueno lo tendré en cuenta Doña

-Hasta mañana

-Y que paso hoy?

-Que esta tarde me confundí de pastillas y me mande dos de las que trajo la Lucrecia y quede enviagrado hasta los pelos se pararon, de repente, el enano empezó a crecer y formando una carpa parecía que tenía un puñal escondido

-Y al avisarme Doña Lucrecia que no podía venir a tomarme la presión, la desesperación se me libero en un grito y corriendo me tire de cabeza a la laguna para calmar al enano

-Así que Ud. perdone Don Evaristo, fue sin querer

-Bueno si esta mas tranquilo me voy a ver si puedo seguir con mi siesta.

-Dígame no quiere llevarse alguna de esas pastillitas milagrosas así pone contenta a su mujer.

Vea Don ya mi china se quedo tranquila, entro en su etapa de menospausas y mas calores y yo que quiere que le diga con el muñequito dormido no sabe lo que es disfrutar de la paz del campo.

Eduardo Nieto Mùjica