viernes, 26 de diciembre de 2008
DON EVARISTO Y LA CURANDERA
Como es costumbre en el campo, estaba tomando unos mates en la puerta de mi rancho, la tarde era tranquila, hasta las moscas prendidas en una higuera, dormían su siesta… ¡que paz hermosa!
El perro que también dormía tirado sobre la tierra, empezó a aullar como si vinieran las ánimas y mi bombacha-pantalón se me cayó al piso del susto, fíjesen que compromiso para un gaucho que lo vieran en calzón rojo contra la envidia por ser un gaucho querendón.
De repente se hizo la noche el cielo se puso oscuro, me asuste tanto que hasta las boleadoras se me subieron, saque el facòn de mi cintura, que cuida mi raya morada (uno debe ser previsor aca en el campo) envolví mi brazo con el poncho y me dispuse a recibir, lo que escuchaba.
Y así entreverado se me vino el ruido encima y no van a creer lo que era, una manifestación de chinas vecinas que con sus cotorras desprejuiciadas levantaban polvareda, cuando caminaban con una pancarta, extrañamos al enano.
Al verme parado con el facon en la mano, empezaron desde la tranquera a gritar venimos a cantarle una tardecita al enano, no será una mañanita?
¡No, Don Evaristo!, una tardecita o es que se olvido cuando traia a el enano y nos cantaba enamorado en la siestita, déjelo salir muéstrelo queremos verlo paradito y cantando.
¡El enano esta enfermo! estresado o egualichado vaya saber que cotorra celosa al enano lo durmió.
Ante la insistencia desbordada de esas chinas con las cotorras en celo, entre a mi rancho, agarre el celular (hasta que llegaron aunque no lo crean.
Y llame a la prima hermana de la Asunción, bruja y curandera de los Yerbatales Doña Pancrasia.
¿Que le anda pasando Don Evaristo?, es que tengo al enano engualichado y se creen que estoy en huelga, no se preocupe que ya salgo para su rancho.
Al cabo de un momento, llega la curandera abriéndose paso, diciendo bueno, bueno vayan sacando turno que voy a curar al enano.
A ver Don, déjeme ver ese enano, mire Doña Pancrasia se lo voy a mostrar, pero eso si con cuidado el pobre esta acurrucado y muy asustado.
¡Uff!, como esta pobre lo vamos a tener que llevar al cementerio, ¿para que doña?, ¡para enterrarlo no se le ocurra! que es como un hermano.
¡No Don Evaristo! iremos a recorrerlo para darnos cuenta en que lugar esta hecho el gualicho.
Pero déjese de joder Doña que la noche esta por llegar y a mi el cementerio me hace recular
no me hable así Don, de que tiene miedo de los enanitos verdes
¡no! Doña de los espíritus suelen decir en el pueblo, que anda uno con una guadaña, no vaya a ser que sea el marido de alguna de la chinas y se la agarre con el enano, volvámonos Doña.
Vamos Don Evaristo déme la mano y prenda la vela, y el enano llévelo destapado que veré cuando se reanima.
No saben lo que fue entrar al camposanto, entramos por el fondo, la curandera yo y el enano cada vez más chiquito, al llegar a unos eucaliptos, el aire silbaba bajito creo que ahí fue cuando me cure de las hemorroides, seguimos en esa soledad.
Y la Doña que me dice:
¡Déjeme ver el enano como esta!, mire no creo que lo encuentre, el pobre esta muy asustado.
¡párese allí junto a ese ombú! y cuando grite imitando el aullido del lobo UD lo acaricia un poco.
La Bruja se puso a aullar y fue tal el cagazo que el enano fue el primero en salir del camposanto.
Moraleja: Si tenes el enano dormido o cansado no dejes que te apabullen con reclamos airados.
Dale un viagra y veras como el enano sale al campo relinchando
¡¡Andropausia tu abuelo, que joder!!
“La paz sea con Uds. y a mi no me abandone”
Eduardo Nieto Mujica